INTERROGANTES
Interrogarse no es un acto espontáneo. No es algo que de repente se nos
presenta en la mente y comienza a darnos vuelta en la cabeza con preguntas
que necesitan respuesta como; ¿por qué me esta pasando esto? ¿Qué he hecho
de malo? ¿En que estoy fallando? ¿Seré capaz de alcanzar mi propósito? La
lista es interminable según la situación que se este viviendo. Cada uno
tiene sus propios interrogantes y ellos están relacionados a hechos que ya
han pasado o van a pasar.
Antes de iniciarse este proceso se han presentado situaciones que son
determinantes para que se dispare el detonante del interrogatorio y se
inicie la audiencia interior en cada persona. Generalmente cuando suena la
campana, las cosas ya están mal y hay muy pocas esperanzas de que todo salga
bien. Es normal escuchar a una persona decir que algo anda mal en su vida. O
que la situación que esta viviendo esta alcanzando los limites y se esta
volviendo inmanejable. Al principio no se le pone atención. Porque no es
nada grave y no se tiene la experiencia de estas situaciones. Además no hay
la costumbre de ir razonando cada acto que se va ejecutando y mirándolo en
perspectiva. Simplemente se va actuando como las cosas vienen. En verdad la
vida es así y normalmente no hay nada en que preocuparnos. Los cambios se
dan cuando uno cambia la rutina y comienza una nueva aventura. No importa
cual sea la aventura. El sólo hecho de cambiar de conducta o de cambiar de
dirección, esto implica un replanteamiento de
todo y un razonamiento que se ajuste a la
directriz que se va tomar. Si no se razona premonitoriamente, se deja todo
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