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a verdad, del modo en que la concibas. Pero ni tienes el derecho, de acuerdo con mis concepciones, para forzar a otros a que actúen.

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      La plegaria no es pedir. Es un anhelo del alma. Es la admisión cotidiana de la propia debilidad... En la plegaria, es mejor tener un corazón sin palabras que palabras sin corazón.

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      Creo que la suma total de la energía de la humanidad no existe para abatirnos sino para elevarnos. Ello es consecuencia de la definida, aunque inconsciente, ley del amor. El hecho de que la humanidad persista en ello, demuestra que la potencialidad cohesiva es mayor que la fuerza disolvente: lo centrípeto supera a lo centrífugo.

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      Los científicos nos dicen que sin la presencia cohesiva de los átomos que configuran nuestro mundo, este se diluiría en fragmentos y cesaríamos de existir. Así como hay fuerza cohesiva en la materia ciega, así existe en todos los seres animados, y el nombre de esa fuerza cohesiva en los seres animados es el amor. Lo percibimos entre el padre y el hijo, entre el hermano y la hermana, entre un amigo y otro. Pero tenemos que aprender a usar esta potencia con todo lo que vive, y en su uso se basa nuestro conocimiento de Dios. Donde hay amor, se imponen el amor y la vida. El odio lleva a la destrucción.

EL AMOR ES UNA FUERZA COHESIVA

 

              Durante toda mi vida, la insistencia con que encaro la verdad me lleva a considerar al arte como responsabilidad.

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      No tengo anhelo alguno de fundar una secta. En verdad, soy demasiado ambicioso. No represento verdades nuevas: trato de representar y seguir la verdad tal como la conozco. Arrojo luz nueva sobre muchas verdades antiguas.

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      El hombre para de desarrollarse cuando se apodera de él la autosatisfacción. Por consiguiente, se vuelve inepto para la libertad. Quien ofrece un pequeño sacrificio con espíritu humilde y religioso, pronto comprueba la pequeñez de lo que ofreció. El camino del servicio nos lleva a encontrar la medida de nuestro egoísmo. Por eso, debemos desear continuamente dar más sin quedarnos satisfechos hasta que se produzca una entrega completa.

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      Sería hermoso que todos nuestros jóvenes y viejos, hombres y mujeres, dedicáramos íntegramente a la verdad todo lo que hacemos durante las horas de vigilia -trabajar, comer, beber o jugar- hasta que la disolución de la carne nos vuelva uno solo con la verdad

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