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no existe nada que se parezca al retroceso.

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      En la resistencia civil de las masas, el liderazgo resulta esencial. En la resistencia civil individual, cada resistente es su propio líder. 

 

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      Los siete pecados de la sociedad: política sin principios, riqueza sin trabajar, júbilo sin conciencia, conocimiento sin carácter, comercio sin moralidad, ciencia sin humanidad, rezar sin sacrificio.

 

LOS RICOS Y LOS POBRES

 

      Pese a todo, tras los esfuerzos más tenaces, no se puede lograr que los ricos protejan realmente a los pobres. Y si estos últimos se ven cada vez más oprimidos hasta el punto de morir de hambre, ¿qué se puede hacer? Cuando se busca una solución para este acertijo, es cuando los recursos no violentos de la no colaboración y de la desobediencia civil se me presentan como los únicos que resultan justos e infalibles. En una sociedad concreta, los ricos no pueden hacer fortuna sin la colaboración de los pobres. Si estos se convencieran de esta verdad y se impregnaran con ella, tomarían sus medidas y aprenderían a liberarse ellos mismos — base a métodos no violentos- de las desigualdades que los han llevado al borde del hambre.

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      Descubrí que la vida perdura aun en me dio de la destrucción. Por consiguiente, debe haber una ley más elevada que la ley de la destrucción. Sólo bajo dicha ley resulta inteligible una sociedad bien ordena da y la vida digna de ser vivida. Entonces, si esa es la ley de la vida, por ella debemos trabajar en lo cotidiano.

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      Por diversos motivos me asusta viajar a Europa o a Norteamérica. No es que confíe menos en los pueblos de esos dos enormes continentes que en mis compatriotas. Las dudas bullen en mí mismo. Si viajase a Occidente, no sería por razones de salud ni para ver territorios nuevos. Tampoco me interesa hablar en público. Siento espanto de que me consideren una celebridad. Me pregunto si algún día encontraré la fuerza para soportar las manifestaciones públicas, y si cederá esa tensión agotadora que me atrapa cuando tomo la palabra en público.

 

DÓNDE ESTÁ LA VERDAD

     

      No quiero que mi casa esté amurallada por todas partes, y que mis ventanas permanezcan cerradas. En cambio, quiero que las culturas de todas las tierras soplen sobre mi casa del modo más libre posible. Pero me niego a que cualquiera me patee los pies.

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      La verdad se encuentra en cada corazón humano y tienes que buscarla allí. Debes dejarte conducir por

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