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se da descanso al furor. Si la ira es demasiado violenta, se le atacará por razones de pudor, a las que no resistirá o por el miedo. Si es más débil, se la distraerá con pláticas agradables, con relatos de cosas nuevas, excitando el deseo de aprender. Dícese que teniendo que curar un médico a la hija de un rey, y no pudiendo conseguirlo sin emplear el hierro, mientras bañaba ligeramente un tumor en un pecho, introdujo un escalpelo que llevaba oculto en la esponja. La joven hubiese rechazado la operación, si abiertamente se la hubiesen propuesto, y soportó el dolor porque no lo esperaba.

 

        XL. Algunos no se curan sino con engaños. Al uno se dirá «Cuida de que tu furor no regocije a tus enemigos. Al otro: «Atiende a no perder la reputación de firmeza y elevación de ánimo que todos te reconocen. Me indigno, a fe mía, y no encuentro límites a la venganza; pero es necesario esperar la oportunidad: el castigo llegará. Encierra tu indignación en tu pecho, y cuando puedas vengarte, nada habrás perdido con esperar. Contrariar al iracundo, chocar con él de frente, es irritarle. Necesario es atacarla en diferentes puntos y con precauciones; como por acaso no seas tú persona de tal manera importante, que puedas imponer tu autoridad, como hizo el divino Augusto la noche en que cenaba en casa de Vedio Polión. Rompió un esclavo un vaso de cristal; Vedio mandó que lo cogiesen y le diesen una muerte poco común en verdad; quería que lo arrojasen a las enormes lampreas que llenaban su vivero. ¿Quién no

hubiese creído que las alimentaba por lujo? era por crueldad. El esclavo se escapó refugiose a los pies de César y pidió por toda gracia morir de otra muerte y no convertirse en pasto de peces. Conmoviose César ante aquella cruel novedad, y mandó dar libertad al esclavo, romper ante sus ojos toda la cristalería y rellenar el vivero. De esta manera debía César castigar a su amigo; esto era usar bien de su autoridad. ¿Mandas sacar hombres del convite para desgarrarlos con nuevo género de tormentos? ¿Quieres por una copa rota dislacerar las entrañas de un hombre? ¿En tanto te estimas que impones pena de muerte delante de César?

 

        XLI. Si alguien es tan poderoso que puede contrarrestar la ira desde su elevada posición, trátela con dureza, pero solamente cuando es, como acabo de demostrar, feroz, cruel, sanguinaria, porque en estos casos es incurable si no teme algo superior a ella. Demos paz a nuestro ánimo, y la obtendremos por la constante meditación de enseñanzas saludables, por la práctica de buenas acciones, por la dirección del alma hacia el único deseo de lo honesto. Debernos satisfacer a la conciencia, sin trabajar para conseguir buena fama. Aceptémosla, aunque sea mala, con tal de que la merezcamos buena. «Pero el vulgo admira las pasiones enérgicas, honra a los audaces y toma por débiles a los plácidos? Tal vez en el primer momento; pero cuando una vida constantemente igual atestigua que la placidez no es indolencia, sino paz del alma, ese mismo pueblo les

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