Raras veces los hombres reconocen los defectos de aquellos a quienes aman, y
no acostumbran tampoco a valorar las virtudes de aquellos a quienes odian.
Lo que desapruebes de tus superiores, no lo prácticas con tus
subordinados, ni lo que desapruebes de tus subordinados debes practicarlo
con tus superiores. Lo que desapruebes de quienes te han precedido no lo
practiques con los que te siguen, y lo que desapruebes de quienes te siguen
no lo hagas a los que están delante de ti.
No dar importancia a lo principal, es decir, al cultivo de la
inteligencia y del carácter, y buscar sólo lo accesorio, es decir, las
riquezas, sólo puede dar lugar a la perversión de los sentimientos del
pueblo, el cual también valorara únicamente las riquezas y se entregará sin
freno al robo y al saqueo.
Si el príncipe utiliza las rentas públicas para aumentar su riqueza
personal, el pueblo imitará este ejemplo y dará rienda suelta a sus más
perversas inclinaciones; si, por el contrario, el príncipe utiliza las
rentas públicas para el bien del pueblo, éste se le mostrará sumiso y se
mantendrá en orden.
Si el príncipe o los magistrados promulgan leyes o decretos injustos,
el pueblo no los cumplirá y se opondrá a su ejecución por medios violentos y
también injustos. Quienes adquieran riquezas por medios violentos e injustos
del mismo modo las perderán por medios violentos e injustos.
|
Sólo hay un medio de acrecentar las rentas públicas de un reino: que
sean muchos los que produzcan y pocos los que disipen, que se trabaje mucho
y que se gaste con moderación. Si todo el pueblo obra así, las ganancias
serán siempre suficientes.
Segundo: Libro Clásico
La situación en que nos hayamos cuando todavía no se han desarrollado en
nuestro ánimo la alegría, el placer, la cólera o la tristeza, se denomina
“centro”. En cuanto empiezan a desarrollarse tales pasiones sin sobrepasar
cierto límite, nos hallamos en un estado denominado “armónico” o
“equilibrado”. El camino recto del universo es el centro, la armonía es su
ley universal y constante.
Cuando el centro y la armonía han alcanzado su máximo grado de
perfección, la paz y el orden reinan en el cielo y en la tierra, y todos los
seres alcanzan su total desarrollo.
El hombre noble, cualesquiera que sean las circunstancias en que se
encuentre se adapta a ellas con tal de mantenerse siempre en el centro. En
cuanto conseguía una nueva virtud, se apegaba a ella, la perfeccionaba en su
interior y ya no la abandonaba en toda la vida.
Mucho más excelente es la virtud del que permanece fiel a la práctica
del bien, aunque el país se haya carente de leyes y sufra una deficiente
administración.
El camino recto o norma de conducta moral debemos |
 |