Los Cuatro Libros Clásicos
Confucio
Primer: Libro Clásico
Es preciso conocer el fin hacia el que debemos dirigir nuestras acciones. En
cuanto conozcamos la esencia de todas las cosas, habremos alcanzado el
estado de perfección que nos habíamos propuesto.
Desde el hombre más noble al más humilde, todos tienen el deber de
mejorar y corregir su propio ser.
¿No sería más eficaz lograr que fueran innecesarios los juicios? ¿No
resultaría más provechoso dirigir nuestros esfuerzos a la eliminación de las
inclinaciones perversas de los hombres?
Para conseguir que nuestras intenciones sean rectas y sinceras debemos
actuar de acuerdo con nuestras inclinaciones naturales.
Cuando el alma se haya agitada por la cólera, carece de esta
fortaleza; cuando el alma se halla cohibida por el temor, carece de esta
fortaleza; cuando el alma se halla embriagada por el placer, no puede
mantenerse fuerte; cuando el alma se halla abrumada por el dolor, tampoco
puede alcanzar esta fortaleza. Cuando nuestro espíritu se haya turbado por
cualquier motivo, miramos y no vemos, escuchamos y no oímos, comemos y no
saboreamos. |