extremadamente inhumano, y no es típico de un buen jefe militar, de un
consejero de gobierno, ni de un gobernante victorioso. Por lo tanto, lo que
posibilita a un gobierno inteligente y a un mando militar sabio vencer a los
demás y lograr triunfos extraordinarios con esa información esencial.
La información previa no puede obtenerse de fantasmas ni espíritus, ni se
puede tener por analogía, ni descubrir mediante cálculos. Debe obtenerse de
personas; personas que conozcan la situación del adversario.
Existen cinco clases de espías: el espía nativo, el espía interno, el doble
agente, el espía liquidable, y el espía flotante. Cuando están activos todos
ellos, nadie conoce sus rutas: a esto se le llama genio organizativo, y se
aplica al gobernante.
Los espías nativos se contratan entre los habitantes de una localidad. Los
espías internos se contratan entre los funcionarios enemigos. Los agentes
dobles se contratan entre los espías enemigos. Los espías liquidables
transmiten falsos datos a los espías enemigos. Los espías flotantes vuelven
para traer sus informes.
Entre los funcionarios del régimen enemigo, se hallan aquéllos con los que
se puede establecer contacto y a los que se puede sobornar para averiguar la
situación de su país y descubrir cualquier plan que se trame contra ti,
también pueden ser utilizados para crear desavenencias y desarmonía.
En consecuencia, nadie en las fuerzas armadas es tratado |
con tanta familiaridad como los espías, ni a nadie se le otorgan recompensas
tan grandes como a ellos, ni hay asunto más secreto que el espionaje.
Si no se trata bien a los espías, pueden convertirse en renegados y trabajar
para el enemigo.
No se pueden utilizar a los espías sin sagacidad y conocimiento; no puede
uno servirse de espías sin humanidad y justicia, no se puede obtener la
verdad de los espías sin sutileza. Ciertamente, es un asunto muy delicado.
Los espías son útiles en todas partes.
Es esencial para un gobernante conocer las cinco clases de espionaje, y este
conocimiento depende de los agentes dobles; así pues, éstos deben ser bien
tratados.
Así, sólo un gobernante brillante o un general sabio que pueda utilizar a
los más inteligentes para el espionaje, puede estar seguro de la victoria.
El espionaje es esencial para las operaciones militares, y los ejércitos
dependen de él para llevar a cabo sus acciones.
No será ventajoso para el ejército actuar sin conocer la situación del
enemigo, y conocer la situación del enemigo no es posible sin el espionaje.
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