para mantenerse en pie en
este mundo evolutivo. Pero esta lucha de supervivencia va condicionando a la
humanidad, a una cuenta regresiva. Se irán estableciendo unos par metros de
conciencia respecto a la naturaleza y a su evolución, la sociedad va
exigiendo más hasta un punto de regresión, y este punto de regreso será
cuando haya un mayor grado de civilización. Ya no se procrearán hijos por
el placer de concebir, habrá una razón sobre este hecho. El mundo estará
saturado y evolucionado, tanto tecnológicamente Pero nos preguntamos: ¿qué
pasa con los avances biológicos y con toda la ciencia en general? ¿Qué pasa
con la genética? La tecnología ayudará al hombre a evolucionar en cuanto a
los conocimientos universales y a descubrir nuevas formas de vida en el
universo. La ciencia irá llevando paulatinamente al hombre al encuentro con
el YO, pero no el yo psicológico sino el de todas las cosas, el de la
energía hecha intelecto.
La humanidad teme a este encuentro, pues se sentirá desplazada frente a este
nuevo hecho de naturaleza humana y no sabría que puesto ocupar frente al
resto de las especies. El hombre siempre ha temido a lo desconocido y sobre
todo a pensar que sería, tal vez, reemplazado por alguien superior a él y
que posea unas condiciones del orden que él ha denominado sobrenaturales. De
este nuevo personaje desconocería sus alcances y fuerza oculta y más aún su
intelecto. Este ahondar en el misterio de la existencia es como buscar en el
bolsillo de lo desconocido los secretos y luego meter la cabeza para husmear
dentro de un agujero negro. Pero el hombre, está a las puertas del infinito.
Los temores creados por un cambio de su estructura biológica
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solo son fundados por
creencias religiosas, quienes se apegan a una fe que pretende detener la
evolución del hombre. Pero este miedo a sacudir el sonajero en medio de la
oscuridad, hace que el hombre avance lentamente hacia su propio encuentro, y
abra las puertas para que se confundan la luz y la oscuridad. |
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