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IX
YO, O EL REGRESO DE MIS PASOS

 

En la memoria aparecen imágenes del pasado como la proyección de un video en el pensamiento. Los actos reflejaban la experiencia acumulada de milenios. El aprendizaje ha sido lento para poder poner las cosas en orden en el pensamiento, fue todo un arte. Así, en la memoria de los genes se grabó paso a paso el cotidiano vivir, y la experiencia de los impactos en los cambios de la naturaleza hizo madurar sus conocimientos sobre el pasado. Cada eslabón de ascenso en su evolución social lo fue ganando lenta-mente con nuevas experiencias que lo conducirían hacia la escala infinito del conocimiento.
Su intelecto se encaminó a buscar nuevas experiencias en el fluir de la corriente del universo y a la vez a crear un lenguaje que le sirviese de comunicación con el mundo que lo rodeaba. Era el principio de las cosas, fue el principio del pensamiento. Venía de la energía-vital y, desconocía su potencial, era el comienzo de su existencia y su razón en la tierra.
Su pasado no era más que una ignorancia sobre el futuro, vivía con las cosas básicas y su principal motivación era sobrevivir, era la fuerza bruta, el instinto de sobrevivir lo mantenía vivo y lo hacia continuar.
Las fuerzas cósmicas cambiaron su comportamiento y dieron las mutaciones, era el principio del tiempo sobre todos las cosas.

La pulsación de vida fue el primer paso, de molécula a

 

 

micro‑hombre, corrió mucha agua y lava, pero ese genes, hizo y corregir errores en el avance a la orilla de la evolución. El hombre Pero nos preguntamos: ¿qué pasa con los avances biológicos y con y corregir errores en el avance a la orilla de la evolución. El hombre ha viajado en la cresta de la evolución, y en esta interminable cadena de hechos y transgresiones han transcurrido millones de años que tamizaron cada una las fibras más íntimas del ego que el hombre posee.
Cualquier libro de historia universal nos puede mostrar los avances y logros del hombre, allí está condensada y reseñada la historia del ser humano, pero no su futuro, porque sería absurdo mencionar tales hechos.
El hombre en su evolucionar en el universo, ha dejando sus huellas. Y de tiempo en tiempo como energía‑vital en evolución, va viajando en la cresta de los vientos esparciendo sus huesos sobre el desierto de los recuerdos. Y otros como él, descifrarán su mensaje y pondrán a buen recaudo cuanta partícula hallen. El hombre evoluciona y con él su intelecto, y todo lo que está en el universo lo va llamando por su nombre.  El se sirve de interlocutor al interrogarse y responderse, pues la respuesta está en cada una de las cosas, él va descifrando cada uno de sus interrogantes. Y al viajar por el universo va descubriendo nuevas fronteras de realidades que jamás había imaginado.
Pero el mundo en su conjunto vive en dos dimensiones; la del intelecto y la de los que sobreviven, pero la humanidad sigue creciendo entre ignorancia y sabiduría, y esa masa amorfa se va moviendo como lodo sobre el caldero. Los más sagaces sobrevivirán, porque tendrán más inteligencia y sagacidad

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