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hombre ha montado su propia tecnología que le ha permitido evolucionar en el concierto vital. Es fruto de su ambición avanzar en el conocimiento del universo. El hombre busca la respuesta de todo, no quiere ignorar lo que ha sucedido o sucederá, quiere saber su origen y su final. Por eso explora los más recónditos y apartados rincones del universo con el fin de obtener la respuesta de su origen. Además, cuando algo ataca a su medio ambiente, de inmediato busca la respuesta para el mal que le aqueja y así erradicarlo y prevenirlo. Él no quiere ser exterminado de la faz de la tierra, por eso cada día se enfrenta a nuevos abismos, los

sondea y así dejar en clara la realidad de su existencia.

El hombre se enfrenta así y a su vez se reta a las más inverisímiles guerras para derrotar y ser derrotado y así avanzar en la conquista de nuevas ciencias y tecnologías. Él juega a ser inteligente y astuto consigo mismo, hace el papel de la política y conquista espacios allende sus fronteras, para demostrar su supremacía; es el juego de descubrir y ser descubierto, es su condición y su naturaleza.
Los que han estado en la vanguardia de la evolución, se han preguntado, ¿dónde estaba Dios cuando yo establecía las nuevas fronteras?
Pero Dios solo ha existido en la fantasía e imaginación de los inocentes.
La vida, los deseos, las pasiones y los actos del diario vivir han vivido sometidos por siglos bajo la creencia del sino Dios. Pero en el fondo el hombre piensa y actúa en función de sí y quiere lo mejor. Su voluntad y pensamiento poseen el libre albedrío, por lo tanto no se somete a mandatos que no sean

 

 

 impartidos por su voluntad o de otra superior a él y que a la vez pueda distinguir y sentir físicamente. En su intimidad ha hecho de ella su artífice. Creando cuanto él ha querido y obteniendo de ella los avances científicos, tecnológicos, artísticos e intelectuales. Su voluntad y pensamiento siempre han estado a su merced sin ataduras físicas a la imagen de Dios como único rector del universo.
El hombre teme a su futuro, no porque le sea incierto sino porque lo evidencia, y sabe lo que va suceder. Ha convivido con la angustia existencial y ha manejado sus emociones. A través del tiempo, se ha cuestionado, y se ha dicho así: Yo existo como parte del todo en este universo que habitamos. Pero también reconozco que mi vida es solo un transito vital en esta existencia. Además es consiente de sus actos, y reconoce que ha evolucionado con con mayor rapidez que las demás especies del planeta.

El hombre se libera cada día de las ataduras religiosas y vive nuevos hechos reales que le son perceptible a sus sentidos. La religión le brinda ilusiones y nada en concreto. La religión está en crisis, Dios no ha muerto, simplemente no ha existido. Además, ella ya no alimenta la necesidad primordial del hombre. Hoy se ha convertido en un simple instrumento político y una institución no más respetable que cualquiera otra en este mundo sociable. El sino Dios se derrumba, ya no tiene nada que ofrecer en esta nueva era, la fantasía ya no se sostiene más, pues no tiene bases sólidas para perpetuar el mito.
El universo esta ahí y su existencia es real a los sentidos. Él desea vivir en armonía con sus sentidos y en plenitud en un

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