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la sociedad nunca conseguirá su unidad con el universo ni cancelará su egoísmo.

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      De todo corazón daría la bienvenida a la unión de Oriente y Occidente, dando por sentado que no se base en la fuerza bruta.

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      La resistencia civil es una espada de muchos filos: puede usarse de infinitas maneras. Bendice a quien la usa, y bendice al que es su destinatario. Sin derramar una gota de sangre produce resultados sin parangón. Jamás se oxida ni puede ser robada.

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      Me hice periodista no por gusto, sino simplemente porque vi en el periodismo un medio para cumplir mejor mi misión en la vida. Por cierto, debo enseñar a los demás a servirse de un arma incomparable: satyagraha. Es el corolario directo de la no violencia y la verdad.

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      Estoy seguro de que hasta el corazón más pétreo será ablandado por esa resistencia. Es un remedio soberano y de alta efectividad. Es un “arma” del tipo más puro. No es un recurso de los frágiles: para ser un resistente civil hay que tener mucho más coraje que para la simple resistencia física.

     

EL AUTÉNTICO CORAJE

 

      Tolstoi fue el mejor y más brillante ejemplo moderno de la doctrina. No sólo la expuso sino que vivió de acuerdo con ella. En la India, la doctrina fue

entendida y practicada comúnmente mucho antes de consolidarse en Europa.

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      Resulta sencillo percibir que la fortaleza del alma es superior a la fuerza corporal. Si la gente que se opone al imperio del mal recurriera a la fortaleza del alma, se evitaría mucho del sufrimiento actual.

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      En todo caso, el manejo de esta fortaleza nunca le causa sufrimiento a los otros. Hasta cuando se la aplica erróneamente. Solamente damnifica a quien la utiliza y no a aquellos contra los cuales se asume. Igual que la virtud, tiene su propia recompensa. No hay falla alguna cuando se recurre a este tipo de fortaleza.

 

CIVILIZACIONES ANTIGUA Y MODERNA

 

      La característica que distingue a la civilización moderna es la multiplicación indefinida de las necesidades humanas. La característica de la civilización antigua es la restricción imperativa y la regulación estricta de tales necesidades.

 

      La regla de oro de nuestra conducta es la tolerancia mutua. En efecto, resulta evidente que jamás tendremos todos la misma opinión y que la verdad se nos presentará de modo fragmentario según sus distintos aspectos. La conciencia no nos habla a todos de manera idéntica. Sin duda, es una

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