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  Puede alcanzar la perfección

  Y llegar a ser una sombra

Una sobra de si mismo

 

HISTORIA DE UN AMIGO

 

Y dije:

 

¡Qué extraña mujer! Y él dijo:

 

Cuando lo conocí era un joven perdido en los caminos de la vida, estimulado por un impulso salvaje y fiel a la muerte en la obtención de sus deseos.

 

Cuando lo conocí era una delicada flor que los vientos de la imprudencia conducían al mar de la lujuria.

 

Cuando lo encontré en esa aldea era un niño desnaturalizado que, con manos crueles, desgarraba los nidos de los pájaros y mataba los pichones mientras pisoteaba las hermosas coronas de dulces flores.

Cuando lo encontré en la escuela era un adolescente alejado del estudio, arrogante y enemigo de la paz.

 

Cuando lo encontré en la ciudad era un joven que traficaba con el honor paterno en mercados siniestros, gastaba el dinero del padre en casas de mala fama y rendía su mente al fruto del vino.

Sin embargo lo amaba. Y mi amor por él era una mezcla de pena y simpatía. Lo amaba porque sus pecados no nacían de un espíritu pequeño: eran más bien las acciones de un alma perdida y desesperada.

El espíritu, queridos hermanos, se desvía del sendero de la sabiduría sin quererlo, pero vuelve a él voluntariamente. Cuando los torbellinos de la juventud soplan polvo y arena, los ojos quedan enceguecidos por un tiempo.

Amé esa juventud porque vi la paloma de su conciencia luchando contra el halcón de sus maldades. Y vi que la paloma resultaba dominada no por cobardía sino por la fuerza de su enemigo.

 

La conciencia es un juez justo pero; débil. La debilidad lo hace impotente para cumplir su juicio.

 

Di1e que lo amaba. Y el amor adopta diversas figuras. A veces la de la sabiduría, otras la de la justicia, frecuentemente la de la esperanza. Mi amor por él mantenía mi esperanza de ver que la luz triunfara en él sobre la oscuridad. Pero no sabía dónde ni cuándo su vicio se transformaría en pureza, su brutalidad en mansedumbre, su imprudencia en sabiduría. El hombre no sabe cómo hace el alma para liberarse de la esclavitud de la materia hasta después de encontrarse libre. Tampoco sabe cómo sonríen las flores hasta que llega la mañana.

 

Pasaron los días, que seguían a las noches, y seguía acordándome dolorosamente del joven;

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