me hablara yo deseaba aspirar la fragancia del perfume en los jardines, en
los frascos o en los incensarios.
Pero ahora puedo gustar del incienso que no se quema como ofrenda en
sacrificio. Y lleno mi corazón con una fragancia que ninguna brisa condujo a
través del espacio.
Mi alma me habló y me enseñó a decir “Estoy listo” cuando lo desconocido y
el peligro me llaman.
Antes de que mi alma me hablara yo no respondía a ninguna voz, salvo a la
del pregonero que conocía, y sólo caminaba por el sendero cómodo y fácil.
Ahora lo desconocido es un corcel que puedo montar para conocerlo, y la
llanura se volvió escalera y por sus peldaños trepó a la cima.
Mi alma me habló y me dijo: “No midas el tiempo diciendo: Hubo un ayer y
habrá un mañana.”
Antes de que mi alma me hablara creía que el pasado era una época que nunca
volvería y que el futuro nunca podía ser alcanzado.
Ahora me doy cuenta de que el presente contiene a todo tiempo y que en el se
encuentra todo lo que puede esperarse, todo lo realizado y todo lo cumplido.
Mi alma me habló exhortándome a no limitar el |
espacio diciendo: “Aquí, allí, allá.”
Antes de que mi alma me hablara yo sentía que por cualquier parte que
caminaba estaba lejos de todo otro espacio.
Ahora comprendo que en cualquier lugar que esté se encuentran todos los
lugares y que la distancia que camino abarca todas las distancias.
Mi alma me enseñó a estar despierto mientras otros duermen y a entregarme al
sueño cuando otros están en movimiento.
Antes de que mi alma me hablara yo no distinguía sus sueños al dormirse ni
ellos advertían mis fantasías.
Ahora yo nunca zarpo en el buque de mis sueños a menos que ellos me vigilen,
y ellos nunca se remontan por el cielo de sus fantasías a menos que yo las
comparta en su libertad.
Mi alma me habló y dijo: “No te alegres con el elogio y no te angusties
con el reproche.”
Antes de que mi alma me aconsejara yo dudaba del mérito de mi trabajo.
Ahora me doy cuenta de que los árboles florecen en primavera y dan sus
frutos en verano sin esperar elogio, y dejan caer sus hojas en otoño y
quedan desnudos en invierno sin temor al reproche. |
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