La vida de las naciones es, amor mío, como la vida de los individuos: se
alegra con la esperanza y es una con el temor, la acosan los deseos y la
angustia la desesperación.
Los amantes se abrazaron y se besaron y de las copas del amor bebieron el
fragante vino de los tiempos. Y el coro de ángeles cantó: “Gloria, gloria,
gloria, la gloria del amor llena los cielos y la tierra.”
MI ALMA ME HABLÓ
Mi alma me habló y me enseñó a amar lo que el pueblo aborrece y a proteger
lo que denigra.
Mi alma me mostró que el amor se enorgullece no sólo del ser que ama sino
también del amado.
Antes de que mi alma me hablara, en mi corazón el amor era como una delgada
cuerda ajustada entre dos clavijas. Pero ahora el amor se ha transformado en
un halo cuyo comienzo es su final y cuyo final es su comienzo. Rodea a todos
los seres y se difunde lentamente hasta abrazar todo lo que existe.
Mi alma me advirtió y me hizo percibir la belleza oculta de la piel, la
forma y el matiz. Me enseñó a meditar sobre lo que la gente llama feo hasta
que aparece su verdadero encanto y deleite.
Antes de que mi alma me aconsejara, para mí |
la belleza era una antorcha temblorosa entre columnas de humo. Ahora que se
desvaneció el humo no veo sino la llama.
Mí alma me habló y me hizo oír voces que no pronuncian la lengua, la laringe
ni los labios.
Antes de que mi alma me hablara yo no oía más que gritos y gemidos. Pero
ahora, ansiosamente, puedo oír el silencio y escucho sus coros cantando los
himnos de los tiempos y los cánticos del firmamento, que anuncian los
secretos de lo oculto.
Mi alma me habló y me enseñó a beber el vino que no procede de lagares ni
puede escanciarse de copas que puedan levantar las manos ni tocar los
labios.
Antes de que mi alma me hablara, mi sed era como una chispa confusa
escondida bajo las cenizas que pueda apagar un sorbo de agua.
Mi alma me habló y me enseñó a tocar lo que aún no se ha encarnado; ella
reveló que todo lo que tocamos es parte de nuestro deseo.
Pero ahora mis dedos se transformaron en bruma que penetra en lo que se ve
del universo y se confunde con lo invisible.
Mi alma me enseñó a aspirar el perfume que no emiten el mirto ni el
incienso. Antes de que mi alma
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