Cuando hay entusiasmo, convicción, orden, organización, recursos, compromiso
de los soldados, tienes la fuerza del ímpetu, y el tímido es valeroso. Así
es posible asignar a los soldados por sus capacidades, habilidades y
encomendarle deberes y responsabilidades adecuadas. El valiente puede
luchar, el cuidadoso puede hacer de centinela, y el inteligente puede
estudiar, analizar y comunicar. Cada cual es útil.
Hacer que los soldados luchen permitiendo que la fuerza del ímpetu haga su
trabajo es como hacer rodar rocas. Las rocas permanecen inmóviles cuando
están en un lugar plano, pero ruedan en un plano inclinado; se quedan fijas
cuando son cuadradas, pero giran si son redondas. Por lo tanto, cuando se
conduce a los hombres a la batalla con astucia, el impulso es como rocas
redondas que se precipitan montaña abajo: ésta es la fuerza que produce la
victoria.
CAPITULO VI
Sobre lo lleno y lo vacío
Los que anticipan, se preparan y llegan primero al campo de batalla y
esperan al adversario están en posición descansada; los que llegan los
últimos al campo de batalla, los que improvisan y entablan la lucha quedan
agotados.
Los buenos guerreros hacen que los adversarios vengan a ellos, y de ningún
modo se dejan atraer fuera de su fortaleza.
Si haces que los adversarios vengan a ti para combatir, su fuerza estará
siempre vacía. Si no sales a combatir, tu fuerza
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estará siempre llena. Este es el arte de vaciar a los demás y de llenarte a
ti mismo.
Lo que impulsa a los adversarios a venir hacia ti por propia decisión es la
perspectiva de ganar. Lo que desanima a los adversarios de ir hacia ti es la
probabilidad de sufrir daños.
Cuando los adversarios están en posición favorable, debes cansarlos. Cuando
están bien alimentados, cortar los suministros. Cuando están descansando,
hacer que se pongan en movimiento.
Ataca inesperadamente, haciendo que los adversarios se agoten corriendo para
salvar sus vidas. Interrumpe sus provisiones, arrasa sus campos y corta sus
vías de aprovisionamiento. Aparece en lugares críticos y ataca donde menos
se lo esperen, haciendo que tengan que acudir al rescate.
Aparece donde no puedan ir, se dirige hacia donde menos se lo esperen. Para
desplazarte cientos de kilómetros sin cansancio, atraviesa tierras
despobladas.
Atacar un espacio abierto no significa sólo un espacio en el que el enemigo
no tiene defensa. Mientras su defensa no sea estricta - el lugar no esté
bien guardado -, los enemigos se desperdigarán ante ti, como si estuvieras
atravesando un territorio despoblado.
Para tomar infaliblemente lo que atacas, ataca donde no haya defensa. Para
mantener una defensa infaliblemente segura, defiende donde no haya ataque.
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