Se enfrentan con preparativos a enemigos desprevenidos.
Tienen generales competentes y no limitados por sus gobiernos civiles.
Estas cinco son las maneras de conocer al futuro vencedor.
Hablar de que el Príncipe sea el que da las órdenes en todo es como el
General solicitarle permiso al Príncipe para poder apagar un fuego: para
cuando sea autorizado, ya no quedan sino cenizas.
Si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás
peligro; si no conoces a los demás, pero te conoces a ti mismo, perderás una
batalla y ganarás otra; si no conoces a los demás ni te conoces a ti mismo,
correrás peligro en cada batalla.
CAPITULO IV
Sobre la medida en la disposición de los medios
Antiguamente, los guerreros expertos se hacían a sí mismos invencibles en
primer lugar, y después aguardaban para descubrir la vulnerabilidad de sus
adversarios.
Hacerte invencible significa conocerte a ti mismo; aguardar para descubrir
la vulnerabilidad del adversario significa conocer a los demás.
La invencibilidad está en uno mismo, la vulnerabilidad en el adversario. |
Por esto, los guerreros expertos pueden ser invencibles, pero no pueden
hacer que sus adversarios sean vulnerables.
Si los adversarios no tienen orden de batalla sobre el que informarse, ni
negligencias o fallos de los que aprovecharse, ¿cómo puedes vencerlos aunque
estén bien pertrechados? Por esto es por lo que se dice que la victoria
puede ser percibida, pero no fabricada.
La invencibilidad es una cuestión de defensa, la vulnerabilidad, una
cuestión de ataque.
Mientras no hayas observado vulnerabilidad en el orden de batalla de los
adversarios, oculta tu propia formación de ataque, y prepárate para ser
invencible, con la finalidad de preservarte. Cuando los adversarios tienen
órdenes de batalla vulnerables, es el momento de salir a atacarlos.
La defensa es para tiempos de escasez, el ataque para tiempos de abundancia.
Los expertos en defensa se esconden en las profundidades de la tierra; los
expertos en maniobras de ataque se esconden en las más elevadas alturas del
cielo. De esta manera pueden protegerse y lograr la victoria total.
En situaciones de defensa, acalláis las voces y borráis las huellas,
escondidos como fantasmas y espíritus bajo tierra, invisibles para todo el
mundo. En situaciones de ataque, vuestro movimiento es rápido y vuestro
grito fulgurante, veloz como el trueno y el relámpago, para los que no se
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