o adornos extrínsecos, cual muchos suelen hacer con sus cosas; porque he
querido, o que nada la honre, o que só1o la variedad de la materia y la
gravedad del tema la hagan grata. No quiero que se mire con presunción el
que un hombre de humilde cuna se atreva a examinar y criticar el gobierno de
los príncipes. Porque así como aquellos que dibujan un paisaje se colocan en
el llano para apreciar mejor los matices y los lugares altos, y para
apreciar mejor el llano escalan los montes, así para conocer bien la
naturaleza de los pueblos hay que ser príncipe, y para conocer la de los
príncipes hay que pertenecer al pueblo.
Acoja, pues, Vuestra Magnificencia este modesto obsequio con el mismo
ánimo con que yo lo hago; si lo lee y medita con atención, descubrirá en él
un vivísimo deseo mío: el de que Vuestra Magnificencia llegue a la grandeza
que el destino y sus virtudes le auguran. Y si Vuestra Magnificencia, desde
la cúspide de su altura, vuelve alguna vez la vista hacia este llano,
comprenderá cuán inmerecidamente soporto una grande y constante malignidad
de la suerte.
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EL PRÍNCIPE
Capitulo I
DE
LAS DISTINTAS CLASES DE PRINCIPADOS Y DE LA FORMA EN QUE SE ADQUIEREN
Todos los Estados, todas las dominaciones que han ejercido y ejercen
soberanía sobre los hombres, han sido y son repúblicas o principados. Los
principados son, o hereditarios, cuando una misma familia ha reinado en
ellos largo tiempo, o nuevos. Los nuevos, o lo son del todo, como lo fue
Milán bajo Francisco Sforza, o son como miembros agregados al Estado
hereditario del príncipe que los adquiere, como es el reino de Nápoles para
él rey de España. Los dominios así adquiridos están acostumbrados a vivir
bajo un príncipe o a ser libres; y se adquieren por las armas propias o por
las ajenas, por la suerte o por la virtud.
Capitulo II
DE
LOS PRINCIPADOS HEREDITARIOS
Dejaré a un lado el discutir sobre las repúblicas porque ya en otra ocasión
lo he hecho extensamente. Me dedicaré solo a los principados, para ir
tejiendo la urdimbre de mis opiniones y establecer cómo pueden gobernarse y
conservarse tales principados. |
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