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Meditaciones, Libro V
MARCO AURELIO
1. Cuando por la mañana te cueste trabajo despertar, ten presente este
pensamiento: «Me despierto para llevar a cabo mi tarea como hombre.» ¿Voy a
estar de mal humor por tener que hacer aquello para lo que he sido hecho y
colocado en el mundo? ¿Acaso he sido constituido para permanecer calentito
debajo de la manta? «¡Eso es más agradable!», pero ¿has sido hecho entonces
para el placer? En general ¿has sido hecho para la pasividad o para la
actividad?
¿No ves que las plantas, los pájaros, las hormigas, las arañas, las abejas
hacen las tareas que les corresponden, contribuyendo así a la armonía del
mundo? Y ¿tú no quieres hacer lo que corresponde a un hombre, ni apresurarte
a lo que está de acuerdo con tu naturaleza? «También hay que descansar.» Sí,
de acuerdo, pero la naturaleza ha fijado sus límites al reposo, igual que al
comer y al beber, y sin embargo, tú traspasas esos límites y vas más allá de
lo que es suficiente, excepto en tus acciones, en las que te quedas por
debajo de tus posibilidades. Eso es porque no te amas, pues si lo hicieras
amarías a tu naturaleza y su propósito. Otros, por los oficios que aman, se
desviven dedicándose a ellos sin comer ni lavarse, ¿estimas tú menos a tu
naturaleza que el cincelador su arte, o el bailarín la danza, o el avaro su
dinero, o el vanidoso la jactancia?
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