soldados enemigos hechos prisioneros), utilízalos mezclados con los tuyos.
Trata bien a los soldados y préstales atención. Los soldados prisioneros
deben ser bien tratados, para conseguir que en el futuro luchen para ti. A
esto se llama vencer al adversario e incrementar por añadidura tus propias
fuerzas.
Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier
lugar a donde vayas.
Así pues, lo más importante en una operación militar es la victoria y no la
persistencia. Esta última no es beneficiosa. Un ejército es como el fuego:
si no lo apagas, se consumirá por sí mismo.
Por lo tanto, sabemos que el que está a la cabeza del ejército está a cargo
de las vidas de los habitantes y de la seguridad de la nación.
CAPITULO III
Sobre las
proposiciones de la victoria y la derrota
Como regla general, es mejor conservar a un enemigo intacto que destruirlo.
Capturar a sus soldados para conquistarlos y dominas a sus jefes.
Un General decía: “Practica las artes marciales, calcula la fuerza de tus
adversarios, haz que pierdan su ánimo y dirección, de manera que aunque el
ejército enemigo esté intacto sea inservible: esto es ganar sin violencia.
Si destruyes al ejército enemigo y matas a sus generales, asaltas sus
defensas disparando, reúnes a una
muchedumbre
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y usurpas un territorio, todo esto es ganar por la fuerza.”
Por esto, los que ganan todas las batallas no son realmente profesionales;
los que consiguen que se rindan impotentes los ejércitos ajenos sin luchar
son los mejores maestros del Arte de la Guerra.
Los guerreros superiores atacan mientras los enemigos están proyectando sus
planes. Luego deshacen sus alianzas.
Por eso, un gran emperador decía: “El que lucha por la victoria frente a
espadas desnudas no es un buen general.” La peor táctica es atacar a una
ciudad. Asediar, acorralar a una ciudad sólo se lleva a cabo como último
recurso.
Emplea no menos de tres meses en preparar tus artefactos y otros tres para
coordinar los recursos para tu asedio. Nunca se debe atacar por cólera y con
prisas. Es aconsejable
tomarse tiempo en la planificación y coordinación del plan.
Por lo tanto, un verdadero maestro de las artes marciales vence a otras
fuerzas enemigas sin batalla, conquista otras ciudades sin asediarlas y
destruye a otros ejércitos sin emplear mucho tiempo.
Un maestro experto en las artes marciales deshace los planes de los
enemigos, estropea sus relaciones y alianzas, le corta los suministros
o bloquea su camino, venciendo mediante estas tácticas sin necesidad de
luchar.
Es imprescindible luchar contra todas las facciones enemigas para obtener
una victoria completa, de manera que su |
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