errores cometidos en el pasado, se repitan una
y otra vez y lleven a colapsar todo lo que se había construido durante años
en el menor tiempo. El hecho es que uno hacer parte del problema, y no ve
donde el nace. Porque uno es el problema y carece del fundamento espejo para
poderse observar en cada uno de los actos que precedieron al problema.
La estructura mejor construida puede colapsar,
si una de sus partes presenta fallas estructurales que no se detectan
durante su construcción. Al igual es la vida de los seres humanos. Desde que
se nace, hay obligaciones que van adheridas a cada uno como un cordón
umbilical que hay que cuidar, para que el desarrollo sea natural. Pero hay
que recordar, que nadie llegó a esta vida por su propia voluntad y al sitio
donde se encuentra. Esa responsabilidad no la impusieron por razones que
están fuera de nuestro alcance y que hoy estamos obligados a confrontar.
La tragedia de existir esta ahí y hay que
arrastrarse con ella. Pero a la vez hay que aprender de ella y moldear
nuestra personalidad a imagen y semejanza del mundo que nos rodea. En
nuestro proceso de desarrollo, vendrán todo tipo de situaciones y quienes
están encargados de nuestra formación, en ellos, en gran medida, estará la
llave que abrirá o cerrara puertas en nuestra vida. Por eso casi todo estará
a nuestra merced y nosotros seremos el adalid de nuestro destino.
Existir no es estar aquí si se ha
evolucionado, es una tragedia anunciada con el primer grito al salir del
útero materno. Por eso tenemos que aprender cada día de nuestra
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propia experiencia y tratar con suma habilidad
cada uno de nuestros actos cuando se llega a la edad de la razón. Ese
interrogarse nace aquí y a su vez es aquí donde nacen también todas las
acciones que van a generar las bienaventuranzas o malestares con los cuales
se va a ver enfrentado en el transcurso de la vida. Nada se da sin una
razón, al igual que la caída de una hoja.
No hay que recurrir a creencias exteriores, ya
sea magia, religión, esoterismo o algo divino para resolver el enigma. La
respuesta esta en uno mismo. Si se logra clarificar la situación, si además
se llega a tener lucidez y entendimiento de lo que esta pasando, todo
regresara a la normalidad. Muchas veces carecemos de la capacidad de poder
entender lo que esta pasando, ya sea porque hemos sido engañados de mala fe
y manipulados por alguien con la habilidad morbosa de causar daño a otros. O
porque hemos cometido errores por falta de juicio, o porque no tuvimos la
precaución de hacer una alto en el camino y mirar con mayor detenimiento
sobre lo que íbamos a hacer. Hay tantas razones si se detiene a analizar que
fue lo que paso. Donde cometió el error, o como se lo hicieron cometer sin
que se percatara. Si busca encontrara la falla y que fue lo que lo produjo.
Muchas veces ese trabajo no lo puede hacer solo. Necesita ayuda de alguien
profesional que pueda orientarlo a encontrar el origen de la situación. No
hay que recurrir a personas que se ofrecen como magos o malabaristas que
ofrecen curarlo todo. Ir donde ellos es buscar aumentar el problema. Tampoco
refugiarse en la religión, porque es otra forma de esconder el problema y
ser estafado nuevamente.
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