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PROLOGO

 

Este libro trata de condensar principios y verdades incorporados como axiomas a la filosofía de la liberación y procura desvirtuar concepciones falsas y malos entendidos alrededor de la liberación del espíritu, que no son lo que el común de las gentes viene suponiendo desde la edad Media, como podrá  establecerse si se lee con detenimiento cada una de las páginas de AZU “el hombre infinito.


El hombre como liberado aparece en este libro, mas no como el hombre sumiso que se le ha querido imponer bajo dogmas o creencias de tipo místico, el hombre aquí aparece como el reflejo de sí mismo con todos sus defectos y virtudes que siempre ha tenido. Este libro en consecuencia, expresa una actitud filosófica fundada en normas racionales y particularísimas. Una actitud posible y humana. Tal como lo pregonan los principios y afirmaciones, que son conceptos universales. Nadie pone la otra mejilla como se le ha aconsejado. Nadie tiene que amar al enemigo. El amor que es la más pura efusión de los sentidos no puede darse sino a quien nos ame. El amor hay que merecer-lo. Resulta por tanto improcedente y antinatural que se nos obligue a querer a quienes nos odian, cosa que, por lo demás, nadie hace.


Ahora bien: en cuanto al amor - que es el eje sobre el cual ha pretendido girar la historia humana - Éste  no puede tener más limitaciones que las que puedan lastimar al otro. Las doctrinas convencionales son doctrinas del alma. Funcionan sobre la base de que "el alma hay que salvarla". ¿De qué o 

 

 

 

de quién? En cambio la liberación del ser es una actitud libertaria del cuerpo, los sentidos e intelecto. El cuerpo es finalmente el que siente y padece las necesidades terrenales y el que reclama remedios eficaces y oportunos. Esta no es una filosofía de represión. Al contrario, es para hombres y mujeres que se sientan libres o que aspiren a emanciparse de todo tutelaje. Satisfacer sus sentidos, es decir, el intelecto, que es lo importante, porque él es la parte esencial de la existencia. El intelecto y la mente son un manantial de todas las cosas ignotas. Y hay que llegar a conocerlos  para encontrarse a sí mismo.


En fin. Mucho podría decirse respecto a esta filosofía, que es a la vez doctrina que se impone en el mundo civilizado y cuyas bases son el amor a quien lo merezca, la inteligencia puesta al servicio del hombre y la búsqueda de, por lo menos, un pequeño lote de felicidad.

 

Finca el arcano
Febrero 10 de 1.983

 

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