timoratos, te estás buscando tu propia derrota.
Estas son las seis maneras de ser derrotado. La comprensión de estas
situaciones es la responsabilidad suprema de los generales y deben ser
consideradas.
La primera es no calibrar el número de fuerzas; la segunda, la ausencia de
un sistema claro de recompensas y castigos; la tercera, la insuficiencia de
entrenamiento; la cuarta es la pasión irracional; la quinta es la ineficacia
de la ley del orden; y la sexta es el fallo de no seleccionar a los soldados
fuertes y resueltos.
La configuración del terreno puede ser un apoyo para el ejército; para los
jefes militares, el curso de la acción adecuada es calibrar al adversario
para asegurar la victoria y calcular los riesgos y las distancias. Salen
vencedores los que libran batallas conociendo estos elementos; salen
derrotados los que luchan ignorándolos.
Por lo tanto, cuando las leyes de la guerra señalan una victoria segura es
claramente apropiado entablar batalla, incluso si el gobierno ha dada
órdenes de no atacar. Si las leyes de la guerra no indican una victoria
segura, es adecuado no entrar en batalla, aunque el gobierno haya dada la
orden de atacar. De este modo se avanza sin pretender la gloria, se ordena
la retirada sin evitar la responsabilidad, con el único propósito de
proteger a la población y en beneficio también del gobierno; así se rinde un
servicio valioso a la nación.
Avanzar y retirarse en contra de las órdenes del gobierno no se hace por
interés personal, sino para salvaguardar las |
vidas de la población y en auténtico beneficio del gobierno. Servidores de
esta talla son muy útiles para un pueblo.
Mira por tus soldados como miras por un recién nacido; así estarán
dispuestos a seguirte hasta los valles más profundos; cuida de tus soldados
como cuidas de tus queridos hijos, y morirán gustosamente contigo.
Pero si eres tan amable con ellos que no los puedes utilizar, si eres tan
indulgente que no les puedes dar órdenes, tan informal que no puedes
disciplinarlos, tus soldados serán como niños mimados y, por lo tanto,
inservibles.
Las recompensas no deben utilizarse solas, ni debe confiarse solamente en
los castigos. En caso contrario, las tropas, como niños mimosos, se
acostumbran a disfrutar o a quedar resentidas por todo. Esto es dañino y los
vuelve inservibles.
Si sabes que tus soldados son capaces de atacar, pero ignoras si el enemigo
es invulnerable a un ataque, tienes sólo la mitad de posibilidades de ganar.
Si sabes que tu enemigo es vulnerable a un ataque, pero ignoras si tus
soldados son capaces de atacar, sólo tienes la mitad de posibilidades de
ganar. Si sabes que el enemigo es vulnerable a un ataque, y tus soldados
pueden llevarlo a cabo, pero ignoras si la condición del terreno es
favorable para la batalla, tienes la mitad de probabilidades de vencer.
Por lo tanto, los que conocen las artes marciales no pierden el tiempo
cuando efectúan sus movimientos, ni se agotan cuando atacan. Debido a esto
se dice que cuando te conoces a ti mismo y conoces a los demás, la victoria
no es un
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