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que el enemigo piensa atraerte a una trampa.

 

El enemigo está fingiendo en este caso confusión y desorden para incitarte a que avances.

 

Si los soldados enemigos se apoyan unos en otros, es que están hambrientos.

 

Si los aguadores beben en primer lugar, es que las tropas están sedientas.

 

Si el enemigo ve una ventaja pero no la aprovecha, es que está cansado.

 

Si los pájaros se reúnen en el campo enemigo, es que el lugar está vacío.

 

Si hay pájaros sobrevolando una ciudad, el ejército ha huido.

 

Si se producen llamadas nocturnas, es que los soldados enemigos están atemorizados. Tienen miedo y están inquietos, y por eso se llaman unos a otros.

 

Si el ejército no tiene disciplina, esto quiere decir que el general no es tomado en serio.

 

Si los estandartes se mueven, es que está sumido en la confusión.

 

Las señales se utilizan para unificar el grupo; así pues, si se desplaza de acá para allá sin orden ni concierto, significa que sus filas están confusas.

Si sus emisarios muestran irritación, significa que están cansados.

Si matan sus caballos para obtener carne, es que los soldados carecen de alimentos; cuando no tienen marmitas y no vuelven a su campamento, son enemigos completamente desesperados.

 

Si se producen murmuraciones, faltas de disciplina y los soldados hablan mucho entre sí, quiere decir que se ha perdido la lealtad de la tropa.

 

Las murmuraciones describen la expresión de los verdaderos sentimientos; las faltas de disciplina indican problemas con los superiores. Cuando el mando ha perdido la lealtad de las tropas, los soldados se hablan con franqueza entre sí sobre los problemas con sus superiores.

 

Si se otorgan numerosas recompensas, es que el enemigo se halla en un callejón sin salida; cuando se ordenan demasiados castigos, es que el enemigo está desesperado.

 

Cuando la fuerza de su ímpetu está agotada, otorgan constantes recompensas para tener contentos a los soldados, para evitar que se rebelen en masa. Cuando los soldados están tan agotados que no pueden cumplir las órdenes, son castigados una y otra vez para restablecer la autoridad.

 

Ser violento al principio y terminar después temiendo a los propios soldados es el colmo de la ineptitud.

 

Los emisarios que acuden con actitud conciliatoria indican que el enemigo quiere una tregua.

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