Soy apenas un pobre luchador, cuya alma aspira al bien perfecto, a la
verdad completa, y a la no violencia sin defectos, no apenas en mis actos y
palabras, sino también en mis pensamientos. Hasta aquí no he alcanzado este
ideal, cuyo fundamento me resulta inconmovible. La ascensión es penosa, pero
me agrada enfrentar las dificultades del trayecto, ya que cada paso me hace
más fuerte y más apto para dar el siguiente.
***
Tengo buenas razones para afirmar que un niño podría llegar a hacer lo
mismo que yo. Los instrumentos que permiten acercarse a la verdad tienen un
manejo muy sencillo, aunque a algunos pueden parecerles complicados. Puede
ser que una persona arrogante nunca consiga aprenderlo, mientras que para un
niño inocente será como un juego. Para merecer la verdad, hay que ser más
humilde que el polvo.
***
He dejado que algunos amigos digan que la verdad y la no violencia
estaban fuera de lugar en la política y las demás cuestiones temporales. Esa
no es mi opinión. No empleo tales medios para asegurar mi salvación
personal. Intento servirme de ellos en todas las instancias de mi vida
cotidiana.
***
Hagamos de la verdad y de la no violencia un asunto de práctica grupai,
comunal, e in clusive nacional, en vez de una simple práctica individual.
Tal es mi sueño. Viviré y moriré para verlo realizado. |
Diariamente, mi fe me ayuda a descubrir nuevas verdades.
AMOR POR TODO
No suspiro por el martirio, pero si eso me sucediera, en el sendero que
considero mi deber en defensa de la verdad que profeso, entonces lo habré
merecido.
***
Ver cara a cara al universal y omnipenetrante espíritu de la verdad
supone ser capaz de amar hasta a la criatura más insignificante como si se
tratara de uno mismo. El hombre que a eso aspire no tiene que mantenerse
alejado de ningún campo de la vida. Tal es el motivo de que mi devoción a la
verdad me haya impulsado al campo político. Puedo asegurar sin la mínima
vacilación -aunque con toda humildad- que quienes afirman que la religión no
tiene nada que ver con la política no conocen el significado de la religión.
***
Después de mi desaparición, no habrá ninguna persona capaz de
representarme por completo. Pero con seguridad, una parte de mí mismo
seguirá viviendo en cada uno de ustedes. En gran parte, el vacío se llenará
si cada uno se diluye al frente de la causa a la cual, siguiéndome a mí,
quiere servir. |
 |