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      Soy apenas un pobre luchador, cuya alma aspira al bien perfecto, a la verdad completa, y a la no violencia sin defectos, no apenas en mis actos y palabras, sino también en mis pensamientos. Hasta aquí no he alcanzado este ideal, cuyo fundamento me resulta inconmovible. La ascensión es penosa, pero me agrada enfrentar las dificultades del trayecto, ya que cada paso me hace más fuerte y más apto para dar el siguiente.

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      Tengo buenas razones para afirmar que un niño podría llegar a hacer lo mismo que yo. Los instrumentos que permiten acercarse a la verdad tienen un manejo muy sencillo, aunque a algunos pueden parecerles complicados. Puede ser que una persona arrogante nunca consiga aprenderlo, mientras que para un niño inocente será como un juego. Para merecer la verdad, hay que ser más humilde que el polvo.

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      He dejado que algunos amigos digan que la verdad y la no violencia estaban fuera de lugar en la política y las demás cuestiones temporales. Esa no es mi opinión. No empleo tales medios para asegurar mi salvación personal. Intento servirme de ellos en todas las instancias de mi vida cotidiana.

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      Hagamos de la verdad y de la no violencia un asunto de práctica grupai, comunal, e in clusive nacional, en vez de una simple práctica individual. Tal es mi sueño. Viviré y moriré para verlo realizado.

Diariamente, mi fe me ayuda a descubrir nuevas verdades.         

     

AMOR POR TODO

     

           No suspiro por el martirio, pero si eso me sucediera, en el sendero que considero mi deber en defensa de la verdad que profeso, entonces lo habré merecido.

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      Ver cara a cara al universal y omnipenetrante espíritu de la verdad supone ser capaz de amar hasta a la criatura más insignificante como si se tratara de uno mismo. El hombre que a eso aspire no tiene que mantenerse alejado de ningún campo de la vida. Tal es el motivo de que mi devoción a la verdad me haya impulsado al campo político. Puedo asegurar sin la mínima vacilación -aunque con toda humildad- que quienes afirman que la religión no tiene nada que ver con la política no conocen el significado de la religión.

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      Después de mi desaparición, no habrá ninguna persona capaz de representarme por completo. Pero con seguridad, una parte de mí mismo seguirá viviendo en cada uno de ustedes. En gran parte, el vacío se llenará si cada uno se diluye al frente de la causa a la cual, siguiéndome a mí, quiere servir.

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