sobre el cual quiero llamar la atención es este: Mc Kinley da a Rowan una
carta para que lleve a García. Rowan toma la carta y no pregunta: ¿En dónde
podré encontrarlo?”
Por Dios vivo! que haya aquí un hombre cuya estatua debería ser vaciada en
bronces eternos y colocarle en cada uno de los colegios del universo. Porque
lo que debe ser enseñado a los jóvenes no es esto, o lo de más allá, sino
vigorizar, templar su ser integro para el deber, enseñarlos a obrar
prontamente, a concentrar sus energías, a llevar la Carta a García.
El General García ya no existe. Pero hay muchos Garcías en el mundo. No
alienta un solo hombre de los metidos en empresas y que necesiten de la
colaboración de muchos que no se haya quedado alguna vez estupefacto ante la
imbecilidad del común de los hombres, ante su abulia.
Inatención culpable, trabajo a medio hacer, desgreño, indiferencia, parecen
ser la regla general... Sin embargo, no se puede tener éxito si no se logra
por un medio o por otro obtener la colaboración completa de los subalternos,
a menos que Dios en su bondad obre un milagro y envié un Ángel de Luz como
ayudante.
El lector puede poner a prueba mis palabras: llame a uno de los muchachos y
empleados que trabajan a sus ordenes y dígale: “Consulte usted la
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enciclopedia y haga el favor de sacarme un extracto de la vida de Corregio”.
¿Cree usted que su ayudante le dirá: “ Si señor” y pondrá manos a la obra?
Pues no lo crea. Le lanzará una mirada vaga y le hará una o varias de las
siguientes preguntas ¿Quién era él? ¿En qué enciclopedia busco eso? ¿Está
Ud. seguro de que eso está entre mis deberes? ¿No será la vida de Bismark la
que usted necesita? ¿Por qué no ponemos a Carlos a que busque eso? ¿Necesita
Ud. de ello con urgencia? ¿Quiere que le traiga el libro para que usted
mismo busque allí lo que necesita? ¿Diga para qué quiere saber eso?
Y apuesto diez contra uno a que después de que usted haya respondido
íntegramente el anterior cuestionario y haya explicado el modo de verificar
la información y para qué la necesita usted, el prodigioso ayudante se
retira y buscará otro empleado que le ayude a buscar a García y regresará
luego a informarle que tal hombre no existió en el mundo.
Puede suceder que yo pierda mi apuesta pero si la ley de los promedios es
cierta, no la perderé. Y si usted es un hombre cuerdo no se tomará el
trabajo de explicarle a su ayudante que corrigió se busca en la C y no en la
K, se sonreirá usted suavemente y le dirá “Dejemos eso” Y buscará usted
personalmente lo que necesita averiguar... Esta incapacidad para la acción
independiente, esta estupidez moral, esta atrofia de la voluntad, esta mala
gana para coger y remover por si
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