Golpear al enemigo cuando está desordenado. Prepararse contra él cuando está
seguro en todas partes. Evitarle durante un tiempo cuando es más fuerte. Si
tu oponente tiene un temperamento colérico, intenta irritarle. Si es
arrogante, trata de fomentar su egoísmo.
Si las tropas enemigas se hallan bien preparadas tras una reorganización,
intenta desordenarlas. Si están unidas, siembra la disensión entre sus
filas. Ataca al enemigo cuando no está preparado, y aparece cuando no te
espera. Estas son las claves de la victoria para el estratega.
Ahora, si las estimaciones realizadas antes de la batalla indican victoria,
es porque los cálculos cuidadosamente realizados muestran que tus
condiciones son más favorables
que las condiciones del enemigo; si indican derrota, es porque muestran que
las condiciones favorables para la batalla son menores. Con una evaluación
cuidadosa, uno puede vencer; sin ella, no puede. Muchas menos oportunidades
de victoria tendrán aquel que no realiza cálculos en absoluto.
Gracias a este método, se puede examinar la situación, y el resultado
aparece claramente. |
CAPITULO II
Sobre la
iniciación de las acciones
Una vez comenzada la batalla, aunque estés ganando, de continuar por mucho
tiempo, desanimará a tus tropas y embotará tu espada. Si estás sitiando una
ciudad, agotarás tus fuerzas. Si mantienes a tu ejército durante mucho
tiempo en campaña, tus suministros se agotarán.
Las armas son instrumentos de mala suerte; emplearlas por mucho tiempo
producirá calamidades. Como se ha dicho: “Los que a hierro matan, a hierro
mueren.” Cuando tus tropas están desanimadas, tu espada embotada, agotadas
tus fuerzas y tus suministros son escasos, hasta los tuyos se aprovecharán
de tu debilidad para sublevarse. Entonces, aunque tengas consejeros sabios,
al final no podrás hacer que las cosas salgan bien.
Por esta causa, he oído hablar de operaciones militares que han sido torpes
y repentinas, pero nunca he visto a ningún experto en el arte de la guerra
que mantuviese la campaña por mucho tiempo. Nunca es beneficioso para un
país dejar que una operación militar se prolongue por mucho tiempo.
Como se dice comúnmente, sé rápido como el trueno que retumba antes de que
hayas podido taparte los oídos, veloz como el relámpago que relumbra antes
de haber podido pestañear.
Por lo tanto, los que no son totalmente conscientes de la desventaja de
servirse de las armas no pueden ser totalmente
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