Dios no ha muerto
 

              

 

 

DIOS NO HA MUERTO, SIMPLEMENTE NO HA EXISTIDO

 

A través del discernimiento intelectual entendemos la razón del por qué existen las cosas en el universo que habitamos. Esta capacidad natural de discernir está relacionada a nuestra información y evolución genética. Dependiendo de la evolución de nuestro intelecto, podemos percibir y entender  los acontecimientos que nos rodean, darles su valor y ubicarlos con relación  a su existencia.

 

La existencia del universo es el principio de las cosas, la vida es la esencia y la memoria es el origen del conocimiento.

 

La experiencia es la fuente de donde la naturaleza se nutre para evolucionar y poder obtener su conocimiento y prodigarse de un mejor bienestar. La vida es efímera, es transitoria en cuanto a ella misma, si la comparamos con la existencia del universo. Al entender este principio nos liberamos de las ataduras religiosas y nos aceptamos como esencia del universo. A partir de este principio construimos nuestra vida intelectual y desarrollamos la conciencia bajo parámetro que nos indican  nuestros sentidos, abandonando el concepto del bien y mal, aplicando la razón para juzgar el comportamiento humano con relación a la armonía de la convivencia en comunidad.

 

El hombre al carecer de los fundamentos científico y del razonamiento filosófico, crea en su imaginación una realidad virtual que le permite fundamentar la creencia de una existencia como eternamente metafísica e inagotable. En su razonar es válido cualquier idea o concepto que venga de su entendimiento virtual. A razón de este ambiente el individuo se moviliza y subsiste dejando de generación en generación los fundamentos sobre una realidad que no tiene asidero en la naturaleza del universo.

 

El individuo que gravita en este ambiente es inocente y carece de la malicia para poder discernir el mundo que lo rodea y averiguar el porqué de las cosas. Su mundo es trascendental en la medida de su entender, pero a su vez no trasciende en el mundo de la creatividad, sino que sirve de soporte para aquellos que manipulan los sentimientos populares, porque ellos si conocen la idiosincrasia social y se movilizan en esferas donde la mentira y el engaño son parte del diario convivir.

 

La vida está limitada por la muerte. Esta frontera crea un mundo de fantasía en la imaginación del inocente que lo hace crear una existencia después de la muerte. Pero para aquellos que viven en función de la muerte y de las tribulaciones del individuo, esta condición de inocencia es aprovechada para establecer sus organizaciones y perpetuarse bajo la manipulación de los sentimientos.

 

El hombre ha vivido en función de la muerte, para él es circunstancial y considera que algún día la vencerá. Él ha construido en el mundo todo lo imaginable, ha dejado sus huellas a través de la historia y se ha glorificado en vida. Ha hecho su historia como le ha dictado su conciencia.

 

A través de su evolución y desarrollado ha creado sistemas, teorías y descubierto el funcionamiento de la naturaleza. El hombre ha montado su propia tecnología que le ha permitido evolucionar en el concierto vital. Es fruto de su ambición avanzar en el conocimiento del universo. El hombre busca la respuesta de todo, no quiere ignorar lo que ha sucedido o sucederá, quiere saber su origen y su final. Por eso explora los más recónditos y apartados rincones del universo con el fin de obtener la respuesta de su origen. Además, cuando algo ataca a su medio ambiente, de inmediato busca la respuesta para el mal que le aqueja y así erradicarlo y prevenirlo. Él no quiere ser exterminado de la faz de la tierra, por eso cada día se enfrenta a nuevos abismos, los sondea y así dejar en clara la realidad de su existencia.

 

El hombre se enfrenta así y a su vez se reta a las más inverisímiles guerras para derrotar y ser derrotado y avanzar en la conquista de nuevas ciencias y tecnologías. Él juega a ser inteligente y astuto consigo mismo, hace el papel de la política y conquista espacios allende sus fronteras, para demostrar su supremacía; es el juego de descubrir y ser descubierto, es su condición y su naturaleza.

 

Los que han estado en la vanguardia de la evolución, se han preguntado, ¿dónde estaba Dios cuando yo establecía las nuevas fronteras?

 

Pero Dios solo ha existido en la fantasía e imaginación de los inocentes.

 

La vida, los deseos, las pasiones y los actos del diario vivir han vivido sometidos por siglos bajo la creencia del sino Dios. Pero en el fondo el hombre piensa y actúa en función de sí y quiere lo mejor. Su voluntad y pensamiento poseen el libre albedrío, por lo tanto no se somete a mandatos que no sean impartidos por su voluntad o de otra superior a él y que a la vez pueda distinguir y sentir físicamente. En su intimidad ha hecho de ella su artífice. Creando cuanto él ha querido y obteniendo de ella los avances científicos, tecnológicos, artísticos e intelectuales. Su voluntad y pensamiento siempre han estado a su merced sin ataduras físicas a la imagen de Dios como único rector del universo.

 

El hombre teme a su futuro, no porque le sea incierto sino porque lo evidencia, y sabe lo que va suceder. Ha convivido con la angustia existencial y ha manejado sus emociones. A través del tiempo, se ha cuestionado, y se ha dicho así: Yo existo como parte del todo en este universo que habitamos. Pero también reconozco que mi vida es solo un tránsito vital en esta existencia. Además es consciente de sus actos, y reconoce que ha evolucionado con mayor rapidez que las demás especies del planeta.

 

El hombre se libera cada día de las ataduras religiosas y vive nuevos hechos reales que le son perceptible a sus sentidos. La religión le brinda ilusiones y nada en concreto. La religión está en crisis, Dios no ha muerto, simplemente no ha existido. Además, ella ya no alimenta la necesidad primordial del hombre. Hoy se ha convertido en un simple instrumento político y una institución no más respetable que cualquiera otra en este mundo sociable. El sino Dios se derrumban, ya no tiene nada que ofrecer en esta nueva era, la fantasía ya no se sostiene más, pues no tiene bases sólidas para perpetuar el mito.

 

El universo está ahí y su existencia es real a los sentidos. Él desea vivir en armonía con sus sentidos y en plenitud en un mundo lleno de gratificaciones. Él quiere vivir AHORA, pero un ahora de todos los minutos de su existencia. Ya no quiere falsedad. Quiere que su voluntad y sus sentidos tengan la plenitud de la existencia.

 

 

 

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